Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata
Argentina - 25, 26 y 27 Septiembre de 2008
Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata
Argentina - 25, 26 y 27 Septiembre de 2008
OIT EnLínea – No. 15 – Viernes 30 de mayo de 2008
Unas 3.400 millones de personas, poco menos de la mitad de la población mundial, viven en la actualidad en zonas rurales. Aunque la gran mayoría vive en los países en desarrollo y son pobres, su situación - junto al impacto del cambio climático, los precios de los alimentos y otros factores - tiene visibilidad en los medios de comunicación. La promoción del empleo rural y la reducción de la pobreza es uno de los principales temas de discusión en la Conferencia Internacional del Trabajo que comenzó el 28 de mayo en Ginebra y finalizará el 13 de junio. A continuación, algunas preguntas y respuestas sobre la situación actual del empleo rural y otros aspectos importantes a considerar cuando se discute cómo reducir la pobreza a través del trabajo decente.
¿Por qué la conferencia anual de la OIT realiza una discusión general sobre trabajo rural?
Muchas cosas han cambiado desde que se llevó a cabo la última discusión hace 20 años. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) plantean reducir a la mitad la pobreza y el hambre para 2015. El cambio climático – un factor poco determinante hace 20 años – está ahora entre las prioridades de la agenda mundial. El alza de los precios de los alimentos enciende el debate mundial sobre la producción agrícola así como la utilización de productos agrícolas para combustible. El escenario político ha cambiado mucho, son mayores los vínculos entre gobernabilidad y crecimiento económico. Estos factores, que están presentes casi a mitad del camino a partir de la Cumbre del Milenio en el año 2000, significan que éste es un buen momento para evaluar los progresos alcanzados y analizar los desafíos a enfrentar, tanto con respecto a los ODM como con la población de trabajadores rurales.
¿Cómo han cambiado los mercados rurales en estos 20 años desde la última discusión general de la OIT sobre este tema?
Dos procesos importantes afectan no sólo a los mercados rurales, sino también a la economía mundial en general. El primero es la globalización. Los costos y beneficios de la globalización no han sido distribuidos de manera equitativa entre los países y tampoco dentro de ellos. El segundo proceso es la urbanización. En la mayoría de los países industrializados cerca del 80 por ciento de la población vive actualmente en ciudades grandes y pequeñas. Sin embargo, en gran parte del mundo en desarrollo se observa un desplazamiento masivo de la población, y muchas ciudades tienen dificultades al enfrentar el flujo de migrantes rurales. Los desafíos en materia de empleo de las ciudades en expansión de hoy no pueden ser superados sin abordar la necesidad de empleo pleno y productivo en las zonas rurales.
¿Cuán importante es la promoción del empleo rural, en general, y del empleo en la agricultura en particular, para la reducción de la pobreza?
El porcentaje de la agricultura en la totalidad del empleo en el mundo está disminuyendo. Sin embargo, en muchos países, la agricultura continúa siendo la actividad principal de los modos de vida rurales, un valioso aporte al PIB y una fuente importante de ingresos por exportaciones. La agricultura es además la segunda fuente de empleo en el mundo – después de los servicios – con 1.000 millones de personas que trabajan en el sector. Al mismo tiempo, los ingresos derivados de los salarios agrícolas son bajos y volátiles y las oportunidades de un empleo regular parecen estar disminuyendo, ya que son contratados cada vez con mayor frecuencia sobre bases ocasionales o temporales. Es necesario enfrentar con urgencia el déficit de trabajo decente en el empleo rural, ya que la población rural en los países en desarrollo continuará creciendo, en términos absolutos, durante otra generación.
Hay evidencias de que el crecimiento de la agricultura es muy eficaz en la reducción de la pobreza. ¿Cómo puede ser alcanzado?
Una tasa de crecimiento alta tiene la tendencia a generar un ambiente más favorable para alcanzar los objetivos de empleo y reducción de la pobreza, incluso en las zonas rurales. Hay muchos motores del crecimiento, pero los principales son: inversiones de capital, desarrollo del capital humano, expansión de los mercados a través de la integración comercial y económica, y buena gobernabilidad. Una estrategia eficaz de crecimiento necesita políticas en cada una de estas áreas. Sin embargo, el crecimiento económico es una condición necesaria pero no suficiente para promover el empleo rural y la reducción de la pobreza. Si bien para muchos de los países más pobres el objetivo principal es simplemente aumentar el crecimiento, es importante recordar que el modelo y la distribución del crecimiento determinan la medida en que este proceso se traduce en creación de empleo y reducción de la pobreza.
¿Qué impacto tiene el cambio climático en el mundo rural?
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio integraron el principio de sostenibilidad ambiental como un aspecto inherente a la reducción de la pobreza. Este principio es de particular importancia para los pobres de las zonas rurales, quienes debido a su trabajo agrícola, forestal y de pesca, dependen en gran medida del ambiente natural para sus modos de vida y son muy vulnerables a las tensiones ambientales. Según el Cuarto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el impacto del cambio climático será mayor en los países en desarrollo. El informe señala además que la pobreza está asociada con prácticas no sostenibles y daños al ambiente; por lo tanto, reducir la pobreza es importante para mejorar el ambiente en los países pobres.
¿De qué manera el aumento del precio de la energía y de los alimentos afectará el empleo rural y la reducción de la pobreza en el mundo?
El aumento del precio de la energía en el mundo genera un incremento en el costo de la producción de los alimentos al aumentar los costos energéticos de la agricultura y crear fuertes estímulos para cambiar la producción de alimentos por la de combustible (como el maíz destinado a combustible en vez que a los mercados de alimentos). El incremento del consumo de alimentos generado por el crecimiento de países como China y los cambios en los modelos de consumo, como el aumento de consumo de carne (que necesita un mayor volumen de alimentos para los animales) se suman a las presiones sobre los precios de los alimentos en los mercados mundiales. El cambio climático afecta también los proveedores de alimentos a causa de los recientes desastres relacionados con el clima que tuvieron un impacto en el abastecimiento del trigo, por ejemplo. La globalización acerca los mercados y los hace ser interdependientes. Esto tiene un efecto importante en ambos niveles, tanto en la pobreza como en la distribución de los recursos.
¿Qué importancia tiene la protección social en la promoción del trabajo decente en las zonas rurales?
Las zonas rurales están caracterizadas por altos niveles de pobreza, un sector informal muy amplio y empleo independiente, capacidad limitada de pagar los servicios, y prestación de servicios que también son limitados, en especial en salud. La protección social puede tener un impacto positivo sobre diversas dimensiones del déficit de trabajo decente, al reducir la brecha entre las zonas rurales y urbanas y dentro de las zonas rurales. Hasta la fecha no hay un plan para la protección social. Por lo tanto, el diseño de políticas debería concentrarse en enfrentar los problemas en vez que en instrumentos individuales.
Estudios demuestran que muchos trabajadores rurales, en particular en la agricultura, experimentan graves dificultades y brechas en lo que se refiere a las normas internacionales del trabajo, tales como la libertad sindical, trabajo forzoso e infantil, discriminación, salarios, etc. ¿Cómo puede cambiar esta situación?
Hay diversas opciones, que pueden incluir acciones a nivel nacional. Los países miembros podrían ser invitados a examinar sus legislaciones con la perspectiva de extender la protección a los trabajadores rurales, incluyendo a los asalariados rurales, y en particular para garantizar que se beneficien de la misma protección de los principios y derechos fundamentales en el trabajo que están contenidos en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. Otra opción podría ser la de invitar a los países miembros a eliminar cualquier exclusión que pueda existir en las leyes nacionales relacionada con la aplicación del Convenio para los trabajadores rurales.
Los cambios del escenario político de muchos países, ¿han tenido un efecto en el diálogo social en los mercados de trabajo rural?
En la actualidad la relación entre buena gobernabilidad y crecimiento económico está ampliamente reconocida. Sin embargo, en muchos países las aspiraciones democráticas pueden superar el rendimiento actual y los atributos más profundos de los sistemas democráticos, como igualdad, inclusión, y respeto de los derechos de las minorías, que aún deben realizarse. La buena gobernabilidad aún es una asignatura pendiente.
¿Qué expectativas hay entorno a la discusión sobre empleo rural y pobreza que se lleva a cabo en la Conferencia de la OIT?
La globalización y la urbanización son dos fenómenos que afectan el mundo del trabajo en general, y el empleo rural en particular. Pero son sólo dos de los tantos. Los resultados previstos son un análisis de la naturaleza, la magnitud y el cambio de los modelos del empleo rural en el mundo, con especial atención a los países en desarrollo. A la OIT le gustaría además ver una estrategia exhaustiva para promover el empleo y el trabajo decente en las zonas rurales del mundo, así como un plan de acción integrado para que la OIT pueda poner en práctica esta estrategia. Para ello, el compromiso político nacional e internacional resulta fundamental.
Antônio Thomaz Jr. - Todos esses elementos se interligam e, de alguma maneira, redefinem o quadro caótico do século XXI. Mas não é possível apostarmos que a escassez de alimentos motivada pelas seqüelas climáticas e ambientais (salinização, desertificação, secas prolongadas, inundações) seja o epicentro da atual crise. Até porque o que está em pauta não é a escassez, mas, sim, a dificuldade de acesso da população pobre à produção de alimentos por falta de renda. Se afinássemos nossas atenções para a cadeia alimentícia, notaríamos a existência de cartéis controlados por umas 10 empresas transnacionais, que estão aliadas formal ou informalmente a umas 40 empresas de tamanho médio, que compõem o cartel das seis transnacionais de grãos: Cargill, Continental CGC, Archer Danields Midland (ADM), Louis Dreyfus, André y Bunge and Born. Dominam praticamente os principais cereais/grãos (milho, trigo, soja, cevada etc.), passando para as carnes, os lácteos, óleos, vegetais, o açúcar e as frutas, mas também se ramificam por meio de outras empresas e holdings para o setor de agrocombustíveis/biocombustíveis.
I SEMINÁRIO LATINO-AMERICANO DE PÓS-GRADUAÇÃO EM CIÊNCIAS SOCIAIS
e
I ENCONTRO LATINO-AMERICANO DE PÓS-GRADUAÇÃO EM SERVIÇO SOCIAL.
Local: Rio de Janeiro
Data: de 24 a 26 de junho de 2008
INSCRIÇÕES Período de inscrição para apresentação de trabalhos: Do dia
01/04/2008 até o dia 10/05/2008 Inscrição exclusivamente on-line: aqui
LINK: http://web.intranet.ess.ufrj.br/seminariopos/
INFORMAÇÕES Coordenação de Pós-graduação Escola de Serviço Social Avenida Pasteur 250, fundos CEP: 22290-240 Telefone: 3873-5384 E-mail: seminariopos@ess.ufrj.br
Um calafrio percorre o mundo. Estão faltando alimentos. E os que existem estão se tornando muito caros. Só num ano o trigo subiu 130%. E na Ásia o arroz duplicou de preço em três meses.
Segundo cálculos da FAO, esta subida de preços aumentou o número dos famintos em cem milhões, que se acrescentam aos 845 milhões já existentes antes da crise atual.
O que está acontecendo?
A pergunta é pertinente. Analisando melhor alguns dados, salta aos olhos que na origem desta crise existam distorções que precisam ser identificadas, denunciadas e corrigidas.
Em 2007, a produção mundial de grãos foi de 2,3 bilhões de toneladas. Um aumento de 4% sobre o ano anterior. Portanto, a crise não vem da diminuição da safra.
De 1961 a 2007, a produção de grãos no mundo triplicou, enquanto a população somente duplicou. São dados que precisam estar presentes numa análise atenta para compreender o que se passa.
O Brasil se orgulha de ser um país exportador de grãos. Calcula-se que a safra de grãos neste ano chegará a 139 milhões de toneladas. Parece muito. Mas é pouco. Os Estados Unidos, só de trigo, produzem 150 milhões de toneladas. No Brasil existem terras ociosas em toda parte. Por que não são cultivadas?
A crise atual denuncia o desvirtuamento da agricultura, em todo o seu processo produtivo. É preciso voltar ao bom senso e recuperar a finalidade primordial da agricultura, que é a de produzir alimentos para saciar a fome da humanidade, não fazer dela um mercado lucrativo para os que especulam com a fome das pessoas.
Introduziu-se na agricultura a especulação financeira. De acordo com Paul Waldie, no ano 2000 havia perto de cinco bilhões de dólares apostando na variação dos preços agrícolas. Dinheiro que não se destinava a comprar nenhuma tonelada física, mas só especulava em cima da variação de preços. Em 2007, este número saltou para 175 bilhões de dólares, aplicados na especulação que produz lucros às custas das manobras para aumento dos preços agrícolas.
Esta a primeira perversão da agricultura. A agricultura se tornou um negócio especulativo. No Brasil esta especulação se materializa na concentração em quatro ou cinco grandes companhias transnacionais que dominam o mercado exportador de grãos. A agricultura virou negócio especulativo.
Outra perversão está no sistema produtivo. Quem mais produz alimentos, está provado, é a agricultura familiar. A produção de alimentos supõe um relacionamento efetivo e afetivo do agricultor com a terra. Este relacionamento torna viável a permanência do agricultor em sua propriedade, para nela cuidar da plantação com a dedicação e competência que ela requer. Mas o governo prefere se encantar com as grandes empresas, que fazem da agricultura o "agronegócio", cujos parâmetros de eficiência são o lucro, não o atendimento às necessidades de alimentos da população.
Mas em cima da agricultura caem outras especulações, sobretudo através do preço dos insumos. A desculpa para o seu constante aumento era o preço do dólar, dado que muitos dos seus ingredientes precisam ser importados. Agora o dólar baixou. Mas os insumos continuam subindo. De tal modo que o agricultor continua apertado. Diante desta situação, o governo permanece na inércia, reverenciando submissamente as "leis do mercado", que não podem ser alteradas pelo Estado.
A crise é sinal de alerta para se repensar por inteiro a agricultura. De vez em quando a própria realidade se encarrega de sacudir as consciências e convocar para o bom senso. Na Campanha da Fraternidade deste ano, constatamos a urgência de escolher a vida. Agora, a crise de alimentos nos ensina que é a realidade que nos escolhe, nos adverte, se em tempo queremos entender os apelos que ela nos faz.
D. Demétrio Valentini é bispo de Jales.
Período: 25 a 27/08/08
Local: Universidade Católica do Salvador Campus da Garibaldi (Av. Anita Garibaldi, 2891 - Rio Vermelho)
Apresentação
O V Seminário Nacional Dinâmica Territorial e Desenvolvimento Socioambiental, promovido pelo Programa de Pós-graduação em Planejamento Territorial e Desenvolvimento Social, dá continuidade aos debates acadêmicos dos quatro eventos anteriormente realizados sob a temática geral da infra-estrutura, organização sócio-territorial e desenvolvimento local, realizados em cooperação acadêmica UCSal / IPPUR-UFRJ / UNEB e implementa as conclusões do IV Seminário realizado em 2005, integrando a questão ambiental nas discussões sobre território e desenvolvimento social.
Objetivo Geral
Discutir e aprofundar a relação entre os territórios, entendidos como os espaços de vida, com seus dinâmicos e diferenciados movimentos, e o desenvolvimento na perspectiva da integração entre a sociedade e o meio ambiente.
Objetivos Específicos
- Integrar pesquisadores convidados de diversas áreas do conhecimento e diferentes regiões brasileiras em torno da temática visando à elaboração de uma publicação com proposições de planejamento e encaminhamentos para a pesquisa e ação.
- Estimular a apresentação e discussão de trabalhos por parte de pesquisadores de diversas instituições brasileiras, também como suporte à publicação anunciada.
Atividades
O evento contará com duas Mesas-Redondas, seis Sessões Temáticas com a apresentação de trabalhos previamente aprovados pela Comissão Científica, lançamento de livros e encerramento com síntese indicativa da agenda de pesquisa.
Inscrição
A inscrição será feita mediante o envio de Ficha de Inscrição (em anexo) e comprovante de depósito de pagamento (conforme categorias abaixo) para o e-mail
Para maiores informações,
clique
São rebeliões dos mais pobres e limitadas ao âmbito urbano. O campesinato, por agora, não se amotinou, e as classes médias não se juntaram aos protestos. Mas o farão se os preços da comida continuam a aumentar. E estes vão subir pois o parodoxal desta situação é que nunca a produção agrícola foi tão abundante. Ou seja, a carestia actual não se deve à penúria mas a outros factores. Haverá pois novos motins pela fome e durante um largo período. Os quais se traduzirão em novas ondas de emigração. Pois a comida representa já 75% dos rendimentos das famílias dos países pobres, contra 15% dos países ricos.
Para prevenir os próximos protestos alguns governos multiplicaram as medidas: o Casaquistão suspendeu todas as suas exportações de trigo, a Indonésia decidiu limitar as de arroz, as Filipinas declararam guerra aos especuladores e a Argentina, Vietname e Rússia restringiram as suas vendas de trigo, arroz e soja ao exterior.
As os preços continuam altos. Desde março de 2007 o valor dos produtos lácteos subiu uns 80%, o da soja uns 87% e do trigo uns 130%. O Banco Mundial, que não está isento de responsabilidade, afirma que estes aumentos empurraram para o abismo da miséria mais de 100 milhões de habitantes dos países pobres. E o Fundo Internacional de Desenvolvimento Agrícola estima que por cada aumentos de 1% do custo dos alimentos de base, 16 milhões de pessoas se vêm submersas na insegurança alimentar. O que significa que 1.200 milhões de seres humanos poderão padecer de fome crónica de hoje a 2025.
Porque aumentam os preços da comida? Essencialmente por 4 razões. Primeiro porque a elevação do nível de vida de países como a China, Índia e Brasil modificaram os hábitos alimentares. Consome-se mais carne, logo há que criar mais gado. O qual consome uma parte importante das colheitas de cereais. As novas classes médias comem mais vezes por semana carne de galinha e vaca, e estes animais alimentam-se à base de soja e milho. Como a população mundial vai continuar a crescer e o poder aquisitivo de muitas pessoas vai continuar a crescer, irá produzir-se uma alteração estrutural. O ecologista Lester Brown anuncia "quandos os chineses comerem tanta carne como os norte-americanos, absorverão 50% dos cereais do mundo" (1).
Segundo porque uma parte da produção alimentar (cana de açúcar, girassol, colza, trigo) destina-se agora à produção de agrocombustíveis. As terras e os cultivos que se dedicam a essa actividade já não dão alimentos aos seres humanos. E isto também se vai agravar. A União Europeia decidiu que 10% do total de combustíveis consumidos até 2020 deve ser agrocombustíveis. E o presidente dos EUA, George W. Bush, pede que sejam 15% até 2017. A tal ponto que países com déficit alimentar como o Senegal ou Indonésia resolveram produzir agrocombustíveis em vez de alimentos. Responsável por parte desta situação, o Fundo Monetário Internacional, afirma que entre a 20 a 50% da colheitas mundiais de milho e colza já estão a ser desviadas para elaborar agrocombustíveis.
Terceiro porque o estalo dos preços do petróleo - acima dos 115 dólares o barril - encarece o custo dos transportes, em particular da circulação dos produtos agrícolas e, assim, do valor dos alimentos.
Quarto por efeito da especulação financeira. Fugindo da crise dos subprime, os fundos de investimento apostam agora nos produtos alimentares: soja, trigo, arroz, milho. São valores refúgio. Os fundos compram e armazenam apostando pela alta dos preços. Como sempre, os novos especuladores não dúvidam que vão enriquecer com a fome que eles mesmos ajudam a criar. Estima-se que a especulação está a causar 10% da subida dos alimentos.
Os países ricos comprometem-se há tempo a consagrar 0,7% do seu PIB ao apoio aos países pobres. Muito poucos cumpriram essa promessa. No seu conjunto, a ajuda no ano passado diminuiu uns 8,4%. E a assistência à agricultura dos Estados do Sul baixou, nos últimos 20 anos, uns 50%! Como estranhar a proliferação dos motins? Porque se espera para criar, finalmente, um grande Fundo Mundial contra a Fome?
Notas:
(1) Capital , Paris, março 2006.
A ocasião é propícia a uma reflexão sobre o direito de propriedade, que constitui um dos pilares da chamada civilização moderna
EM SEU discurso de investidura, o novo presidente do Supremo Tribunal Federal decidiu brandir a espada da Justiça contra o Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra. Grande honra para o MST atrair assim, sobre si, o olhar venerável da nossa mais alta magistratura. É sinal de que temos, enfim, como agente político um grupo que contrasta vivamente com a mediocridade timorata e balofa dos nossos partidos.
A ocasião é propícia a uma reflexão sobre o direito de propriedade, que constitui um dos pilares da chamada civilização moderna.
Até o século 18, nenhum sistema jurídico conheceu um direito individual tão completo e absoluto sobre coisas. No direito romano, havia três tipos de "dominium", com diferente conteúdo: o quiritário, o provincial e o pretoriano. Na Idade Média, proliferaram, em toda a Europa ocidental, as mais variadas espécies de direitos sobre coisas, correspondentes ao esfacelamento do poder político, típico do feudalismo.
A era moderna principia, nesse particular, com a promulgação do Código Napoleão, em 1804, verdadeira "Magna Carta" da burguesia. Em seu artigo 544, fixou-se a célebre definição: "A propriedade é o direito de fruir e dispor das coisas da maneira mais absoluta, contanto que não se faça dela um uso proibido pelas leis ou pelos regulamentos". Portanto, no silêncio da lei ou do regulamento, o proprietário pode usar e abusar do seu direito à vontade.
Aliás, todo o Código Civil francês é estruturado na oposição entre pessoas e propriedade (no singular). Se o livro primeiro trata das pessoas, os dois outros livros cuidam somente da propriedade: "Das diferentes modificações da propriedade" e "Das diferentes maneiras pelas quais se adquire a propriedade".
Em oposição a esse absolutismo da propriedade privada, levantou-se o movimento socialista, de todos os matizes. Pregou-se a abolição total desse direito, como medida de estrita justiça. Ora, nada mais justifica manter essa dicotomia anacrônica: propriedade absoluta ou ausência de propriedade.
A propriedade ainda deve hoje ser reconhecida como direito fundamental, quando necessária à manutenção de uma vida individual ou familiar dignas. Fora dessa hipótese bem demarcada, estamos diante de um direito ordinário, que não goza das garantias fundamentais previstas na Constituição. Mas, em qualquer hipótese, o direito de propriedade não deve ser confundido com o poder de controle empresarial, que é um direito sobre pessoas, e não só sobre coisas.
Perante um direito fundamental de propriedade, o juiz deve, na desapropriação, fixar uma indenização que corresponda à totalidade dos danos sofridos pelo expropriado; o que pode superar o valor venal do bem. No caso da propriedade ordinária, ao contrário, a indenização não deve exceder o valor correspondente à efetiva importância da coisa no patrimônio do proprietário, o que pode equivaler a muito menos que o valor venal; pois o interesse público prevalece sempre sobre o interesse privado.
Além disso, a regra constitucional de que "a propriedade atenderá a sua função social" (artigo 5º, inciso XXIII) influi decisivamente sobre a proteção desse direito. Em caso de descumprimento do preceito, o juiz não pode, sem violar frontalmente a Constituição, conceder mandado liminar de manutenção ou reintegração de posse ao proprietário.
É preciso, porém, ir mais além. Urge reconhecer, num regime republicano, que certos bens essenciais à vida digna de todo o povo não podem ser objeto de ilimitada apropriação privada. É exatamente o caso -e de modo cada vez mais claro com a exploração crescente dos biocombustíveis, em detrimento do direito à alimentação- das terras agrícolas.
No quadro da reforma agrária, por exemplo, elas deveriam ser objeto de um direito de uso (Código Civil, artigos 1.225 e seguintes), concedido a lavradores ou sociedades cooperativas; direito que, em todos os casos, haveria de ser exercido segundo as diretrizes da política agrícola nacional.
Por todas essas razões, bendito seja o MST, que continua a suscitar um salutar desassossego no coração de nossos grandes proprietários agrícolas!
Fonte: Folha de São Paulo, domingo, 4 de maio de 2008.
Atravessar a vida com o coração fechado é como fazer uma viagem no porão do navio (Alexander Lowen)
HÁ UM inconteste mal-estar no conjunto da sociedade humana. A dominante opção pela atual organização da economia transformou-se num dos principais constrangimentos ao avanço coletivo do bem-estar social. Nos dois últimos séculos, a organização econômica em torno da primazia do ter tornou-se materialmente insaciável tanto quanto os desejos subjetivos podem permitir. Assim, ganham relevância os limites gerados por decisões fundadas exclusivamente no progresso material.
De um lado, estão os limites da relação entre o crescimento e a desigualdade social. Neste começo de século, percebe-se que só 25% da população concentra 75% da produção mundial, enquanto menos de 250 mil clãs de famílias (0,2% da população mundial) respondem por quase 50% da riqueza global. Por fim, cerca de 500 corporações transnacionais ameaçam dominar todos os setores de atividade econômica.
Parece nítida a desgovernança mundial ante a pequenez das atuais organizações multilaterais constituídas no segundo pós-guerra (ONU, Bird, FMI etc.) para tratar da diversidade de situações em que o gigantismo do poder econômico encontra-se cada vez mais concentrado e o peso da grande corporação transnacional supera a força de muitas nações. Em 2006, por exemplo, as três maiores empresas transnacionais do mundo registraram faturamento superior ao PIB brasileiro.
Na mesma marcha das concentrações da riqueza e do poder econômico, ressaltam-se os limites da relação entre crescimento e sustentabilidade ambiental. Na organização da economia para o ter, a tendência de destruir os recursos naturais como base do progresso material produz catástrofes observáveis, sem contar com aquelas já antecipadas pelos estudos sobre o aquecimento global.
Na toada atual, a Sibéria vira um pântano; e a Amazônia, uma savana. A continuidade da generalização do modelo de organização econômica dos países ricos não levará à homogênea universalização do bem-estar global.
Pelo contrário, conforme explicou Celso Furtado, a reprodução mimética do padrão de crescimento dos ricos entre as nações periféricas resulta na internalização aprofundada do subdesenvolvimento, com a necessária marginalização de parcelas crescentes da população para viabilizar o regozijo do consumo conspícuo de poucos.
Da mesma forma, a insustentabilidade ambiental pela atual organização econômica exige inexoravelmente a reconsideração da riqueza do ter. Enquanto nos países ricos o consumo material ao ano supera 70 toneladas per capita, nas nações pobres ele não alcança 30 toneladas. Vale lembrar que a produção de um barril de petróleo responde por três toneladas de dejetos, bem como a obtenção de 1 m3 de madeira tende a equivaler a 3 m3 de árvore perdida.
E a plantação de um hectare de soja pode resultar em até 20 toneladas de solo comprometido.
Outro padrão civilizatório precisa ser constituído no mundo. O ser humano e o ambiente não podem permanecer em segundo plano. A organização da economia deve ser o meio necessário para o atendimento do desenvolvimento humano sustentável, o que significa dizer que os bens não devem ser valorizados intrinsecamente, mas em conformidade com a sua capacidade de produzir o avanço do bem-estar de toda a humanidade com a menor agressão possível ao ambiente. Do contrário, prevalecerão as duas categorias básicas de homens a se manterem no porão do navio: os pobres excluídos da dignidade humana e os ricos condenados à solidão e à lógica da rivalidade.
MARCIO POCHMANN , professor licenciado do Instituto de Economia e pesquisador do Centro de Estudos Sindicais
e de Economia do Trabalho da Universidade Estadual de Campinas, é presidente do Ipea.
Para especialista, está ocorrendo um processo de estatização sindical que repete a fórmula adotada por Getúlio
Por: Roldão Arruda
O pesquisador Ricardo Antunes, professor titular de sociologia da Universidade Estadual de Campinas (Unicamp), analisa questões relacionadas à organização dos trabalhadores desde os anos 70 e é um dos especialistas mais respeitados nessa área no Brasil. Para ele, o sindicalismo brasileiro atravessa um momento “triste”, com uma dependência da máquina do Estado que não se via desde os tempos do getulismo - quando os sindicatos livres foram suprimidos. Segundo Antunes, o governo atrai a cúpula dos sindicatos, federações e também centrais sindicais com convites para cargos no governo e a manutenção do imposto sindical - que no passado foi condenado pela Central Única dos Trabalhadores (CUT), ligada ao PT. Ele chega a dizer que está ocorrendo um processo de estatização sindical, ou reestatização, já que repete a fórmula getulista.
O governo Lula conta com apoio de quase todas as centrais sindicais, incluindo a Força Sindical - ex-arquiinimiga do PT, o partido do presidente. Como o senhor vê isso?
Os dirigentes sindicais estão muito satisfeitos. Nos festejos do 1º de Maio, o governo teve palanque tanto na festa da CUT quanto na festa da Força. Isso configura o triste caminho que atravessamos: o da reaproximação entre o Estado e os sindicatos - cada vez mais servis e incapazes de organizar os trabalhadores de modo autônomo. Está em curso um processo de reestatização sindical no País. Desde o getulismo, as centrais sindicais nunca dependeram tanto do Estado para sobreviver quanto dependem agora.
Como ocorre na prática essa reestatização da qual o senhor fala?
De um lado o governo fortaleceu e ampliou o imposto sindical, estendendo-o até as centrais sindicais, que antes não participavam dessa bolada; e do outro ampliou a presença de líderes sindicais no aparelho do Estado. Hoje temos uma somatória significativa de ex-dirigentes sindicais em ministérios, secretarias, conselhos de empresas estatais e ex-estatais que foram privatizadas.
O senhor esperava que o imposto sindical fosse mantido e até ampliado, como aconteceu?
Quando Lula ganhou as eleições presidenciais foi possível supor que antigas bandeiras da CUT fossem, enfim, vingar. Entre elas estavam o fim do imposto sindical, o aumento do autonomia dos sindicatos e o maior distanciamento entre eles e o Estado. Mas ocorreu o contrário. A recente decisão do governo de incluir as centrais na divisão do bolo do imposto sindical, com uma fatia de 10%, seria inimaginável 15 anos atrás. O que se observa é que os recursos estatais - entre eles o FAT, o imposto sindical e outros - vão se tornando fundamentais para a manutenção da vida nas centrais sindicais. Ao invés de se ampliar a autonomia, ampliou-se a presença do Estado. Nos anos 90, quando surgiram, a CUT e a Força não dependiam do imposto sindical.
Qual a relação entre a situação atual e a ocorrida no governo de Getúlio Vargas
Com o getulismo iniciou-se no Brasil um processo de sindicalismo de Estado, consolidado com a criação da CLT, em 1943. O processo tinha vários pilares, entre os quais a unicidade sindical: a categoria podia ter só um sindicato para representá-la. Era impossível, por exemplo, a existência de dois sindicatos dos metalúrgicos em São Paulo. Outro pilar foi o imposto sindical, obrigatório desde 1939. Embora seu nome seja contribuição sindical, trata-se de imposto - porque é compulsório e atinge todos os trabalhadores, sindicalizados ou não. Vale notar ainda que no getulismo só o Ministério do Trabalho podia autorizar o funcionamento de sindicatos. Com esse recurso o governo travou a ação das organizações mais combativas, que eram quase sempre anarcossindicalistas. Por fim, o sindicalismo tornou-se fortemente assistencialista - para suprir a ausência dos sindicatos mais combativos.
Mas isso mudou com a Constituição de 1988, não?
Sim. O enquadramento dos sindicatos pelo Ministério do Trabalho deixou de existir, o assistencialismo foi reduzido, mas a unicidade sindical e o imposto foram mantidos.
Voltando a Getúlio, o senhor não acha que ele também fez concessões aos trabalhadores?
Getúlio fez concessões, reprimiu e manipulou. À medida que a legislação trabalhista foi sendo estabelecida, com o salário mínimo, redução da jornada de trabalho, estabelecimento do descanso semanal, o getulismo definiu que só poderia ter acesso a esses direitos pessoas filiadas ao sindicato oficial - reconhecido pelo governo. Era mais um passo para reprimir os sindicatos independentes e combativos. Getúlio passou para a história como o pai dos pobres, mas na verdade foi a mãe dos ricos.
Lula também tem ligação forte com os mais pobres - como mostra o crescimento de sua popularidade.
O “ibope” do presidente sobe porque ele fala e os pobres entendem. Mas o governo dele é multiclassista. A cúpula sindical, depois que ganhou maior inserção estatal, lhe dá sustentação; e entre os setores do grande capital não tem nenhum descontente com a política econômica. Enfim, garante a boa vida dos ricos, garante espaço para as lideranças sindicais e aumenta sua base nas classes pobres.
São esses pobres que garantem sua popularidade?
Vale registrar a migração que houve no governo Lula em relação à sua base de sustentação. Ela foi transferida dos trabalhadores organizados, assalariados e funcionários públicos, para a classe trabalhadora mais pauperizada, que vive detrabalhos esporádicos, sub-remunerados, nos grotões do País. Migrou de uma classe politizada para outra que depende do Estado para obter uma ração mínima.
São 11 milhões de famílias.
Sim. São quase 60 milhões de pessoas que perceberam que a política assistencial do Lula é mais ampla que a dos governos anteriores. O governo de Getúlio tinha traços de semibonapartismo, carisma e a imagem de pai dos pobres. O atual governo também tem traços de semibonapartismo, combinados com certo messianismo.
Como se manifesta o semibonapartismo de Lula?
Embora tenha origem na classe trabalhadora, o governo Lula representa as classes dominantes. E representa plenamente, sem delas fazer parte. Isso ocorre em diversos momentos ao longo da história, quando os de cima recorrem a um governo alternativo para garantir a ordem, uma vez que enfrentam dificuldades para fazer isso por conta própria. No caso brasileiro, os que mais se aproximaram do bonapartismo foram Vargas, Jânio Quadros e, agora, Lula, que tem carisma, conta com apoio policlassista e cuida de preservar a ordem. Ele é um paladino da ordem.
382
Salarios, empleo y política social
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¿Qué es el capitalismo? Mesoeconomía: el análisis de la mesoestructura económica
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Anuario de ensayos de sucesos político-económicos en México y su región centro
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Planificación y Desarrollo Regional y Local en Venezuela
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Antecedentes do capitalismo
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Carlos Gomes
Correio da Cidadania: A que se pode atribuir, pensando globalmente, o atual problema da fome: à formação especulativa de estoques, à queda de safras, à tomada de terras para os cultivos agroindustriais, todos eles comprometendo a produção de alimentos?
Ariovaldo Umbelino: Em primeiro lugar, há de se levar em conta que a falta da produção de alimentos na atual conjuntura tem uma série de motivos, que vou tentar enumerar.
Primeiro, o que está em jogo é uma crise estrutural no interior do sistema produtivo que o capitalismo adotou no neoliberalismo, com a mudança da sistemática de controle da produção de alimentos, antes baseada no sistema de estoques e hoje baseada no livre comércio, ou seja, na disponibilidade dos estoques no mercado. Essa mudança está revelando agora suas conseqüências. Portanto, essa é uma primeira razão, e ela é estrutural.
Podemos também lembrar que há uma redução dos estoques em função da 'subprime', qual seja, dos problemas no mercado financeiro norte-americano. Uma parte dos fundos se dirigiu à compra de commodities (mercado de futuro), o que acelerou o processo especulativo em função da queda dos estoques e da possibilidade de oferta de alimentos no mercado futuro. Essas são questões estruturais e estão associadas.
A segunda razão é de natureza conjuntural, e deriva do aumento do preço do petróleo. Toda a produção do agronegócio pós-revolução verde, e agora, nesse período do neoliberalismo, está assentada no setor agroquímico, e evidentemente que este é comandado pela lógica do preço do petróleo. Se sobe o preço deste, o custo da agropecuária também sobe e, consequentemente, deriva daí parte da responsabilidade pelo aumento dos preços dos alimentos.
O terceiro motivo, nem por isso de menor importância, pois todos esses são processos simultâneos, está no aumento do consumo devido a uma certa melhoria das condições de algumas populações, sobretudo da China e da Índia, que têm ampliado a importação de alimentos. Mas não é essa a principal razão, como se quer fazer crer no Brasil.
CC: Nesse sentido, fazendo um parêntese para o Brasil, o presidente Lula chegou a declarar que a inflação de alimentos é decorrente de os pobres estarem consumindo mais, e não uma conseqüência da expansão do cultivo do biocombustível. Ao mesmo tempo, aparentemente corroborando a versão presidencial, sabemos que o motor do crescimento nos últimos meses tem sido realmente o aquecimento do mercado interno, em face da deterioração da balança comercial (exportações menos importações). Como você avalia essa situação?
AU: Isso é uma grande bobagem. É evidente que o aumento do consumo é parte da questão, mas não é nem a razão principal, muito menos a única, conforme disse.
CC: Mas voltando, então, aos determinantes da crise alimentar em escala global, você citaria algum outro fator, como, por exemplo, a produção dos biocombustíveis?
AU: Outra causa também conjuntural, que pode vir a se tornar estrutural, é a opção norte-americana pela produção do etanol a partir do milho, bem como o caminho tomado pelos países da União Européia de produzir o etanol a partir de grãos. É claro que essa opção dos EUA, hoje o maior produtor mundial de etanol, fez com que uma parte do milho destinado à alimentação humana e animal fosse destinada à produção de etanol, o que por sua vez gerou os mecanismos especulativos na queda dos estoques de milho. Essa queda, por sua vez, puxou pra cima os preços dos demais grãos: soja, trigo, arroz.
Volto a insistir, essa razão é conjuntural, mas pode vir a se tornar estrutural, porque os EUA não têm mais terras disponíveis à agricultura para ampliar sua produção de milho e continuar mantendo sua produção de trigo e soja. Essas três culturas competem entre si. Portanto, se aumenta a área de uma, diminui a de outra. Além do mais, ampliar a área de cultivo nos EUA sai muito caro, os preços dos alimentos não compensariam. E a essa questão interna dos EUA se soma o aumento do custo de produção, pelo efeito do petróleo.
Esse é, assim, o quadro que se apresenta no plano mundial.
CC: E como esse quadro rebate nos países emergentes, especificamente?
AU: Poderíamos dizer que os primeiros países onde esse rebatimento se deu de forma rápida foram os da Ásia, com a elevação dos preços do arroz, e também os países importadores de trigo. Nesses, o efeito foi imediato, pois, com a elevação do preço do trigo nos EUA, e conseqüentemente do trigo exportado para outras partes do mundo, os países importadores sentiram imediatamente a alta.
Quanto ao arroz, a elevação de seu preço fez com que os países produtores de arroz do sudeste asiático começassem a bloquear as exportações do produto, assim como agiu a Argentina com relação ao trigo.
Evidentemente que o lado cruel desse processo todo rebaterá na África, cujos povos precisam do trigo para sua alimentação básica, em função do grau de miséria que a região sofre. E aí entra o grito da ONU, pois ela tem seus recursos destinados a fornecer alimento a essa população que sofre com a fome e percebeu que não teria como comprar esses produtos em razão da elevação dos preços.
Mas não só a África sofre, como também a América, como se viu no Haiti.
CC: E o Brasil, como fica nessa conjuntura?
AU: No Brasil, o primeiro efeito aparece no trigo, já que, com o bloqueio das exportações da Argentina, precisamos comprar no mercado mundial, ou seja, nos EUA e Canadá, onde há trigo disponível para exportação. Sendo assim, os preços se elevaram. Não só os preços, pois agora há também o frete, que não existia quando se trazia trigo da Argentina.
Pois bem, o Brasil tem um consumo anual de 10 milhões de toneladas de trigo e produz três milhões, o que nos torna o maior importador mundial de trigo hoje. Sendo assim, inevitavelmente o efeito do trigo terá suas conseqüências no Brasil, não só no pão, mas em todos os produtos nos quais se utiliza trigo.
Somos o único país do mundo em se prega essa tese maluca do neoliberalismo, de que comida tem de ser oferecida no mercado a quem puder pagar mais, como propõem os economistas neoliberais. Claro que isso tira do país a possibilidade de obter uma mínima segurança alimentar, nem digo soberania.
A lógica do neoliberalismo é essa: manda-se comida a quem paga mais, não a quem tem fome. Nem para o próprio povo do país. A lógica neoliberal não está assentada na segurança, quanto menos na soberania alimentar.
Como parte desse mecanismo, agravando-o ainda mais, vêm os possíveis desdobramentos futuros. O Brasil, com seus três milhões de toneladas produzidas de trigo, vai fazer o que se a demanda do mercado mundial for superior? Os produtores de trigo vão exportar, como fizeram no ano passado.
Pensando, por exemplo, no feijão, por que chegou a faltar esse produto em nosso mercado, se o Brasil é um grande produtor mundial? Esse foi o reflexo indireto de outros fatores. O aumento, já desde o ano passado, do preço do milho e da soja, assim como o efeito da subida dos preços desses produtos no mercado interno, fez com que as terras destinadas à produção do feijão não o fossem mais. Os capitalistas converteram a área de produção de feijão em terra para cultivo do milho, que tinha preços mais vantajosos no mercado mundial, em função da escalada provocada pelo etanol americano. Escalada que atingiu também a soja, que, na falta do milho, o substitui na ração animal - não na alimentação humana.
É bem provável que nesse começo de ano, com a entrada da principal safra de feijão, não haja falta, mas a perspectiva é que, no final do ano, o produto venha a faltar. Se os preços do milho e da soja continuarem mais vantajosos, é óbvio que os capitalistas continuarão privilegiando a sua produção.
No caso do arroz, os estoques de que o Brasil dispõe, que são baixíssimos, mais a perspectiva de safra, já praticamente colhida, momentaneamente não sinalizam para uma situação de falta do produto. Porém, se os preços do mercado internacional estourarem, será iniciado um processo de se destinar parte da produção do mercado interno ao externo.
Temos, portanto, o 'deus mercado' determinando todos esses mecanismos nefastos associados a produtos essenciais à nossa segurança alimentar.
CC: Confirmando esses mecanismos, na atual polêmica relativa ao desabastecimento do arroz, onde se discute taxar ou não as exportações de produtores privados, o ministro da Agricultura Reinold Stephanes chegou a negar a medida.
AU: Veja, é por isso que comecei pela causa estrutural. O mercado de alimento não pode sobreviver ao mercado livre. Seguir essa trilha é colocar em risco a possibilidade de sobrevivência da humanidade. O mercado não é capaz de regular nada, exceto as vantagens dos capitalistas. E o problema da fome está aí, para demonstrar essa incapacidade.
No plano do mercado interno brasileiro, desde 1992, o país não aumenta nem a produção de feijão, nem a de arroz e nem a de mandioca, que são os três alimentos básicos da população brasileira. Pode-se pôr o milho aí, mas este não serve só para a alimentação humana, tem também o componente de matéria-prima para a ração.
CC: Ou seja, estamos pensando em produzir etanol sem sequer termos assegurado nossa segurança alimentar.
AU: E como o Brasil tem resolvido, em face da adoção da política neoliberal, o mercado de arroz e feijão? Quando há falta, importa. Então, o país usa a disponibilidade do produto no mercado mundial como instrumento de controle da sua segurança alimentar. Mas, à medida que os países bloqueiam a exportação, não existe mais essa possibilidade, ou seja, o Brasil não teria a chance de buscar no mercado mundial o arroz necessário para manter seus preços elevados no mercado interno.
Esse é o quadro mais crítico do mercado interno. Bom, pode-se questionar por que não se aumenta a produção de arroz, feijão e mandioca. A resposta é que a política agrícola voltada ao alimento básico no Brasil não permite aos agricultores reporem os custos de produção. Quem produz esses alimentos são, em grande maioria, os pequenos agricultores, e eles não têm como resolver o problema da produção, voltando sua atenção a outros produtos. Se pegamos Paraná, Santa Catarina e parte do Rio Grande do Sul, todos produtores de feijão, vemos que a tendência é plantar milho, pois possui preços mais vantajosos.
Portanto, o efeito na alimentação brasileira é direto e indireto no que se refere ao mercado dos alimentos básicos. Poder-se-ia colocar nesse bolo a carne. O Brasil está se tornando o maior exportador mundial de tudo quanto é tipo de carne. Conseqüentemente, é claro que, se a produção for destinada ao mercado externo, o interno passa a ser regulado pela disputa de preços. Ou o mercado interno paga preços compatíveis ao mundial, ou se investe em produzir para o mercado mundial.
Pensando ainda no etanol no Brasil: a cana é responsável direta pelo aumento no custo do alimento? Claro que não, mas de forma indireta, sim. Ainda que uma parte da expansão da cultura da cana seja feita em cima de área de pastagem.
CC: Nesse quesito, o físico José Goldemberg chegou a mencionar recentemente que os biocombustíveis estão envoltos em algumas noções falaciosas, já que as lavouras de cana ocupariam apenas 2% dos quase 3 milhões de Km2 utilizados pelo setor agropecuário e, ademais, seriam cultivadas pela conversão de pastagens - e o espaço ocupado por pastos estaria em decréscimo. O que você responderia a isso?
AU: Veja bem. Se tomarmos a área de crescimento da cana neste ano, da penúltima safra para a última, vê-se que, na maioria, não se invadiu a área da produção de alimentos. Mesmo assim, há locais em que isso ocorreu, o que é reconhecido por órgãos do próprio setor sucro-alcooleiro.
A cana, portanto, cresce sim sobre parte das terras que eram destinadas à produção de outros alimentos. E o principal efeito da expansão da cana, esse é o ponto primordial, é o sucessivo. Não se trata necessariamente de um efeito que irá se sentir de forma direta, entre um ano e outro. É um efeito que ao longo dos anos vai se somando. Se compararmos os dados do IBGE da produção agropecuária de 1990 a 2006, considerando-se somente os municípios que tiveram aumento na área plantada de cana e tomando como referência os municípios que cresceram em mais de 500 hectares essa área, o que encontramos? Uma redução de 261 mil hectares de área de feijão. E uma redução de 340 mil hectares de área plantada de arroz.
Desta forma, como a expansão da cana não afeta? Não só o arroz e feijão são afetados, mas também a agropecuária, pois nesses municípios houve uma redução de 460 milhões de litros na produção de leite, por ano. E também uma redução de 4,5 milhões de cabeças de gado bovino.
E aí aparece ainda o efeito perverso do desmatamento: a cana está deslocando a pecuária - assim como a soja no Mato Grosso também a desloca - para o Pará, onde existe hoje o terceiro maior rebanho do país.
CC: No estado de São Paulo, a paisagem se transformou de maneira incrível, só se vêem plantações de cana em longos trechos de suas rodovias.
AU: E para completar, naqueles 261 mil hectares que deixaram de ser plantados com feijão, seria possível produzir 400 mil toneladas do produto, ou seja, 12% da produção nacional. Pode-se dizer que o país não diminuiu essa produção, apenas plantou em outras regiões. É verdade, mas não houve incremento de produção. Seria possível plantar em outras regiões e fazer crescer a produção de feijão no país, mas isso não aconteceu. Quanto ao arroz, nos 340 mil hectares não plantados, poder-se-ia produzir 1 milhão de toneladas do produto, o equivalente a 9% do total do Brasil.
Este é um estudo que estamos ampliando para os demais produtos para mostrar exatamente que não estamos diante de um efeito momentâneo, e sim de uma tendência. Quanto mais se expandir a produção de uma cultura que disputa espaço com outras, naturalmente haverá reflexos nessa produção concorrente.
CC: Ou seja, a se permanecer esse modelo agrícola, as conseqüências podem ser catastróficas.
AU: Só não são catastróficas porque a política agrícola brasileira jogava com o mercado externo e até por isso o governo brasileiro bate forte com essa história dos subsídios da Europa e dos EUA. Querem, a todo custo, que o mundo continue com a política neoliberal. Europa, EUA e Japão estão abandonando a política neoliberal – há vários estudos que mostram esse fato– e o Brasil fica defendendo essa bandeira em nome do agronegócio.
Por outro lado, o que é cruel, não se fez avançar a reforma agrária, sendo que onde ela existe sempre se prioriza a produção de alimentos. Quer dizer, não se estimula a reforma agrária e fica-se nesse impasse da crise que o modelo neoliberal gera.
CC: Portanto, a reforma agrária seria uma das soluções a longo prazo?
AU: É uma solução a curto, médio e longo prazo. O pequeno agricultor produz primeiramente o alimento que precisa para consumo próprio e, automaticamente, ele gera excedentes. Se o Brasil tivesse assentado sua política de produção de alimentos na reforma agrária, hoje o país não estaria vivendo essa situação.
CC: Mas parece que essa possibilidade não se inscreve mais politicamente nesse governo, não?
AU: Não, pelo contrário. O que o governo, parte da mídia e intelectuais passaram a dizer? Que a reforma agrária não era necessária.
CC: Toda a extensa fundamentação que você fez aqui retrata uma crise profundamente estrutural. Mas o estouro dessa crise alimentar agora, em meio à crise hipotecária americana, não seria uma curiosa coincidência?
AU: Eu penso que a crise norte-americana é estrutural. Trata-se de uma crise do setor financeiro e este é o coração do capitalismo na etapa na qual vivemos. É também inegável que uma parte dos fundos investiu em commodities. Não se trata, portanto, de uma ação somente ideológica, onde uma crise vem para encobrir a outra, penso que não é esse o caminho. Há, isto sim, o efeito da crise nessa mudança dos fundos para as commodities.
CC: Mas uma bolha de commodities é então inegável?
AU: Exatamente.
CC: Em meio a toda essa discussão, às vezes surgem declarações como a do governador do Mato Grosso, Blairo Maggi, para quem, em face da crise alimentar, seria necessário ampliar o desmatamento legal. Como você encara uma declaração dessas?
AU: Enxergar no desmatamento a alternativa, num país que tem 120 milhões de hectares de terras comprovadamente improdutivas, registradas no cadastro do Incra, que não faz a reforma agrária porque o governo não quer, somente pode ser encarado como uma loucura do modelo do agronegócio
Na realidade, há dois centros na produção de grãos. Um é o histórico, no sul. O outro é o Centro-Oeste, a nova área do agronegócio e onde ficam os defensores do desmatamento.
Esse setor do agronegócio situado no Centro-Oeste, que tem no governador Maggi seu representante maior, está acenando com essa alternativa porque, obviamente, na conjuntura atual, o preço da carne também está em alta no mercado mundial. Não compensa fazer a reversão de área de pastagem para a produção de grãos, como em anos anteriores. Então, na verdade, os atuais produtores de grãos estão espremidos entre cumprir a legislação ambiental e expandir sua área de produção. E eu só posso classificar isso como um ato de loucura.
CC: Seria também um 'ato de loucura' a declaração do presidente da Confederação da Agricultura e Pecuária do Brasil, ao dizer que o avanço da pecuária na Amazônia e a derrubada da madeira são conseqüências do baixíssimo valor econômico da floresta? Enquanto isso, ativistas do Greenpeace defendem 'compensações econômicas pelo não desmatamento'. Há uma relação de causalidade entre esses dois enfoques?
AU: Penso que são dois pontos que devem ser colocados de maneira bem cuidadosa. Em primeiro lugar, a maior parte das terras da Amazônia com floresta está grilada, não pertence a quem quer derrubar ou está derrubando a floresta. Uma parte expressiva dessas terras é propriedade do Incra. Para se ter uma idéia mais exata, são 60 milhões de hectares, que deveriam ser destinados à reforma agrária e não o são porque estão grilados.
Assim, o primeiro ponto que deve ser levantado é o de questionar se essas terras pertencem a quem as cercou. Não pertencem! E o que fez o governo Lula? Baixou a MP 422 para regularizar a grilagem da terra na Amazônia! E isso vai permitir que o grilão, que está lá ocupando a terra, compre até 1500 hectares. Assim sendo, que historia é essa de baixo valor econômico?
Quanto ao Greenpeace, em algumas áreas, as pessoas têm o título de propriedade. Nesse caso, qual é a posição do Greenpeace, e de certo modo a do ministério do Meio Ambiente? Explorar economicamente a floresta, de forma sustentável. Isso é só para quem acredita em papai Noel e que o agronegócio brasileiro, sobretudo esse que grila terra na Amazônia, é capaz de respeitar alguma lei. O Estado na Amazônia está invertido. Quem ocupa o poder nos municípios da região é exatamente quem não cumpre a lei.
Colaborou Gabriel Brito.